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Memoria 19s

El temblor del 19 de septiembre del 85 fue para mi generación una especie de leyenda urbana que apenas se entendía en la histeria de alguna maestra durante los simulacros de la escuela.

Nos contaron que con cada edificio caído aparecieron decenas de ciudadanos dispuestos a mover escombros para buscar los cuerpos; nos contaron que ahí nació la llamada “sociedad civil”; nos contaron de “los Topos” y de la rechifla al presidente en la inauguración del mundial de futbol; nos contaron que podría volver a pasar.

Lo que nunca nos contaron fue que tendríamos que vivirlo otra vez un diecinueve del mes de septiembre.

“Esto no es un simulacro” le escribí a Caro, mientras volteaba a la parte más alta del hotel Hilton que está frente a la Alameda Central. Eran las 13 horas con 14 minutos.

Al volver a casa, un señor me pidió un aventón en la moto a la primaria de su hija para asegurarse que estaba bien. Ese fue el primer momento que entendí que este era un temblor diferente.

De regreso en la Roma me encontré con algunos de mis alumnos y colegas maestros de la Universidad de la Comunicación que corrían al edificio de la calle San Luis Potosí que se había desplomado minutos atrás.

Por la noche las noticias por twitter, Facebook y whatsapp nos contaban que era más grave de lo que pensábamos al inicio.

Los días que siguieron al temblor fueron de motos, pickups y bicicletas que iban y venían cargados de medicinas, palas, botellas de agua o cualquier cosa que pudieran llevar a las zonas de desastre.

Fueron días de rescatistas, de señoras y vecinos con cascos y brazos pintados con su nombre y teléfono por si pasaba algo en las cadenas de cubetas y piedras. Días de noticias falsas y de noticias #verificadas.

Los meses siguientes fueron de edificios destruidos y cintas de seguridad que prohibían el paso; meses de flores y de pintas en los muros de los predios vacíos.

Un año después retomo esta serie de fotos donde donde los rostros de aquellos que se volcaron en la ayuda del otro -de lo individual a lo colectivo- contrastan con los espacios vacíos.

Imágenes que ojalá sirvan para contarles a las generaciones que vendrán lo que aquí hicimos, fotografías para que esto no sea una especie de leyenda urbana.

Algunas de estas fotografías forman pare de la exposición temporal “Sismos 85/17” que presenta el Museo Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México. Presentada hasta octubre de 2018.

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